sábado, 15 de mayo de 2010

Sinfonía en "9" corto

Debry, Peter, Sinfonía en “9” corto, Servicio secreto, nº 660, Bruguera, Barcelona, 1963
Magnífica novela ambientada en Marsella donde un joven policía decide investigar un aparente caso cerrado para demostrar la inocencia de un prófugo. Violenta, sensual y brillantemente escrita, la novela consigue crear un ambiente asfixiante que atrapa al lector de principio a fin.
Guy Morel es un joven y algo inexperto policía que debe soportar el trato duro que le da su jefe, Oscar Valmont. A causa de su conocimiento del alemán participa en el interrogatorio de un camionero germano acusado de asesinato; Klaus Lindorf fue detenido en el cabaret Cancan tras ser descubierto por el músico Fred Rich y el barman Geo Vitrac en una situación que no admitía dudas pues una pistola humeante en su mano y los cadáveres de la bailarina cubana Teresa -antigua amante suya- y del copropietario Bruno lo incriminaban de forma evidente. A pesar de ello él proclama su inocencia y su condición de víctima de una conspiración.
Ya en la habitación del hotel donde se hospeda, Guy Morel recibe una visita inesperada, Klaus, que se ha fugado. Contra toda lógica, y guiándose por su intuición, Morel decide cobijar al prófugo y empezar a investigar el caso por su cuenta. Ello le lleva primero a visitar la cave Nico’s Strip, vecina del Cancan, un local llevado con mano firme por la rolliza y sensual Nicole Noguero; tras intentar seducir a Morel, le explica que el Cancan está ahora dirigido por Roger Delmas, que tiene una empresa de transportes de mercancías dudosas. Decidido a investigar, Morel visita el Cancan pero allí es brutalmente golpeado al ser confundido con un maleante de un clan rival. La banda de Demas la integran el argelino Rene Muluji, la bella y sensual Úrsula y el más bien simplón Geo Vitrac y aunque Morel sospecha que algo tienen que ver con el crimen perpetrado, nada saca en claro. El comisario Valmont, antiguo amante de Teresa, anima a Morel a que prosiga su investigación fuera de los cauces oficiales y ello le lleva a interrogar a Úrsula, antigua amiga de Teresa, y a asistir a su asesinato. Confirmada la inocencia de Klaus, Morel, que intenta flirtear con la bella y sensual camarera del hotel donde vive, Lison, sigue coqueteando con Nicole quien, a su vez, esconde un enigmático doble juego. A medida que avanza la acción y sobre todo tras el asesinato de Fred Rich, aparente músico pero agente de Deuxieme Bureau, se descubre que tras los crímenes hay una compleja red de espionaje donde el ejecutor de todos los asesinatos es Geo Vitrac; él mató a Teresa, que empezaba a atar cabos, y también tuvo que hacerlo con Bruno. Mató luego a Úrsula, después a Rich e intenta lo mismo con Morel, que consigue salvarse in extremis tras la intervención del comisario Valmont. Vitrac decide suicidarse con una cápsula de cianuro pero los dos policías consiguen descubrir que tras todo el entramado está Nicole, malvada femme fatale finalmente detenida y llevada ante los tribunales para que, previsiblemente, sea condenada ala guillotina. Klaus consigue demostrar su inocencia, Valmont gana un amigo en Morel y éste acaba disfrutando del cuerpo de la bella Lison aprovechándose de la oscuridad de una sesión cinematográfica.
La novela es excelente de principio a fin, pues se inicia con una escena onírica de gran efectividad y acaba con una tórrida escena en un cine descrita con sutiles eufemismos: “Guy Morel, al término de la proyección, no tenía la menor idea de lo que había pasado en la pantalla. Se dedicó a las pertinentes indagaciones, comprobando satisfactoriamente que sus deducciones no habían sido erróneas.” (p. 121). Morel es un personaje magnífico pero junto a él brilla con fuerza el comisario Valmont, un personaje ambiguo, cargado de matices, violento y vengativo pero justo y noble, que vive en una casa aislada, que escucha a Debussy y vive con una extraña y monstruosa mujer que le hace de criada. Nicole también se muestra como una magnífica antagonista al igual que todos los personajes de los bajos fondos marselleses, un escenario que ya había aparecido en otras novelas de Debry. El estilo, certero y preciso, está al servicio de una narración trepidante y violenta donde los diálogos cobran un especial fuerza e intensidad. La novela, además, encierra un emotivo homenaje a la juventud del propio autor; Valmont vive en una hermosa finca, “La Joliette”: “Es mi domicilio, alejado del mundanal ruido. Pido excusas por la frivolidad del nombre. Fueron sus primeros dueños los que la bautizaron así.” (p.65) “La Joliette” era el nombre de la finca de la familia Debrigode, ubicada en el barrio de Horta de Barcelona, en los años anteriores a la guerra civil.

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