jueves, 15 de abril de 2010

Cabezas flotantes

Debry, Peter, Cabezas flotantes, Punto Rojo, nº 620, Bruguera, Barcelona, 1974, portada de Desilo
Sólida novela policíaca en la que el protagonista se ve casualmente inmerso en una compleja trama urdida con la intención de llevar a cabo una venganza. Sobria, compleja y perfectamente construida, la novela demuestra la maestría de un Debry maduro que domina a la perfección los mecanismos del género y el formato del bolsilibro.
Frank Stevens es un genuino trotamundo; experto en criptoasiriología y pintor, gusta de vagar por California durmiendo en cualquier rincón. Llegado a la playa de Hoyo Solitario escucha unos disparos y ve como un hombre, aterrorizado, huye de una finca donde se columbra una mujer con un rifle. Stevens le esconde y éste le confiesa llamarse Bruce Donovan al tiempo que le explica cómo un tal King Colbert quiere matarlo. Poco después llega a la playa la mujer del rifle; se llama Laura Baxter y habla con Stevens hasta que unos disparos procedentes del chalet les obligan a a ambos a una retorno precipitado. Mientras, Donovan parece haberse esfumado.
En la casa ven que el coche ha desaparecido y encuentran unas manchas de sangre; Laura explica que ella no era quien disparaba, que cogió el rifle por casualidad, que Donovan, su reciente marido, huyó aterrorizado diciendo el nombre de Colbert... Ella no quiere avisar aún a la policía pues su primer marido, Roland Anderson, murió en extrañas circunstancias y fue importunada por la investigación y por los medios de comunicación. Stevens intenta comprender la situación cuando la aparición de una monstruosa cabeza flotante le sume en un estado de brutal perplejidad.
King Colbert es un brillante cirujano de quien la policía sospecha que está implicado en la desaparición de su hermana Dafne. El sargento Trevor le interroga nuevamente sobre el caso a partir de un anónimo recibido en comisaría donde, además de implicarle en el caso de su hermana, se le acusa de la muerte Roland Anderson y de Bruce Donovan. Él lo niega todo.
De vuelta a Los Angeles, Stevens descubre en su mochila un sobre que le dejó Donovan cuando huía; calla el descubrimiento cuando son retenidos por la policía y llevados ante Trevor. En comisaría se les pregunta sobre ese anónimo y sobre el paradero de Donovan: la desaparición del segundo marido de Laura hace aumentar su condición de sospechosa. Stevens encubre a Laura, pues a pesar delos indicios cree en su inocencia y poco después salen de comisaría gracias a la llegada de Clifton Baxter, abogado y tío de Laura. Ya en casa, Steven lee el sobre donde Donovan confiesa conocer un secreto de Laura y que la voluntad de preservarlo fue el móvil por el que mató a su primer marido y a Dafne Colbert. Decide volver al día siguiente a comisaría pero recibe una extraña visita nocturna: la cabeza flotante, que le da un golpe y le deja sin sentido. Al despertar se encuentra una sensual mujer, Judith, una excitante fausse magre, quien le explica que pasaba por allí y que, al ver salir de forma precipitada a King colbert, a quien conocía, quiso ver lo que pasaba.
Al día siguiente Stevens cuenta a Trevor todo lo que sabe al tiempo que se descubre el cadáver carbonizado de Donovan. El círculo se cierra sobre Colbert -que no tiene coartada para explicar qué hacía cuando los disparos pues una mujer, amante suya, le traiciona- mientas Laura es ingresada en una clínica a causa de una sobredosis. Steven la visita y ella le cuenta cómo se le presentó en casa la cabeza flotante y que seguro que fue ese ser misterioso quien le administró la dosis que casi le mata.
Poco después se descubre que, en realidad, la sensual Judith es Dafne Colbert y que ella y Donovan, que está vivo, son cómplices en una siniestra venganza. Dafne era la prometida de Roland Anderson y King, su hermano, le desaconsejó a éste el matrimonio pues consideraba a su hermana una peligrosa esquizofrénica. Casado con Laura Baxter, murió accidentalmente pero ella se juró vengar su muerte de la que acusaba a su hermano y a Laura. Disfrazada con una máscara deformante y cubierto su cuerpo con un dominó negro, su aparición como una suerte de cabeza flotante y la participación de Donovan han permitido incriminar a ambos. Donovan lo ha hecho todo por dinero pero ve que el plan se está saliendo de madre cuando Dafne asesina a Richard Anderson -hermano del primer marido de Laura- para quemarlo y hacerlo pasar por el cadáver de Donovan. Con lo que no contaban ellos era con la perspicacia de Stevens que, atando cabos, ha conseguido descubrir su trama. El secreto que tenía Laura era que su familia era de origen negro pero ella absolutamente inocente en el caso de la muerte de su primer marido. Finalmente, Stevens se enfrenta a los dos malhechores, reduce a Donovan pero está a punto de morir a manos de Dafne, una loca que finalmente es abatida por los disparis del chofer de Clifton Baxter que, desde un segundo plano, le protegía. Donovan, que sólo actuaba movido por la codicia, confiesa y Laura y Stevens inician una sólida relación.
La novela tiene un complejo argumento perfectamente trabado por Debry que sabe sostener muy bien los elementos de una trama extremadamente compleja. El personaje de Stevens es enormemente sólido y aguanta con firmeza los avatares de la acción y el peso de toda la novela. La aparición de la máscara nocturna y la cabeza flotante nos remite a un elemento argumental de la que fue casi su primera novela, El visitante nocturno; quizás, ya en plena madurez creativa, Debrigode gusta de revisar viejos motivos y adaptarlos a nuevos y más complejos artefactos.


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