martes, 6 de abril de 2010

Asesina en la niebla

Debry, Peter, Asesina en la niebla, Punto Rojo, nº 401, Bruguera, Barcelona, 1969, portada de Desilo
Excelente novela negra donde un personaje vencido por la vida se ve arrastrado a una compleja historia que le permite redimirse como individuo encontrando el amor.
Alex Kimber, antiguo mercenario, gasta sus últimos billetes en The Black Corner un “bar oscuro de esa parte civilizada del infierno que llamaban Londres”. En la neblina alcohólica en que se va sumiendo, una hermosa mujer se le acerca y, tras invitarle a más bebida, le propone, a cambio de dos mil libras esterlinas, que se case con ella. Al día siguiente, con una tremenda resaca, despierta en casa de una pintora, Lorna, quien explica que le acogió porque de madrugada alguien -no sabe quién- lo dejó delante de su puerta. Kimber lee en la prensa del día que un importante financiero ha sido asesinado y cree que todo lo vivido la noche pasada fue un sueño hasta que encuentra en sus bolsillos las dos mil libras. Más perplejo queda cuando descubre rastros de sangre en su gabardina y cuando ve en una foto del periódico que el financiero asesinado es Cedric Garvin y que su hija Maryan ha desparecido; ella es la chica que conoció en Black Corner. Temeroso de que le quieran implicar en el crimen empieza una investigación que le lleva a descubrir que Lorna conocía a Maryan pues le estaba dibujando un retrato y que Maryan estaba prometida a un joven abogado, Percival Mason; decide visitarle y allí descubre a un personaje colérico y temeroso que parece esconder un secreto. De vuelta al estudio, se encuentra con la desaparecida Maryan quien le revela que ambos descubrieron el cadáver de su padre y que Alex, borracho como iba, dejó sus huellas dactilares por toda partes. También le desvela que están casados.
Sabedor de que se encuentra en una compleja situación, Kimber sigue con sus pesquisas descubriendo que uno de los últimos talones que pagó el fallecido Garvin fue a Arnold Adler, un detective privado misteriosamente desparecido hace pocos días. Entrando clandestinamente en el despacho de Adler descubre pistas que demuestran que éste iba tras la pista de Mason; poco después es asaltado y sufre un intento de asesinato del que consigue escapar. Sus indagaciones le llevan hasta la mansión Garvin, donde conoce a la fascinante viuda de Cedric Garvin, la señora Rebeca, quien le informa de cómo Mason, que es de plena confianza, controla las finanzas de la familia; poco después consigue descubrir al matón que intentó asesinarle, Lloyd Crichton, un hampón que trabaja a suelo de Manson,.
Cuando cree haber desvelado toda la compleja trama en que se ha visto inmerso, se desplaza a la casa de los Garvin y allí descubre que Maryan es una desequilibrada y que ella mató a su padre; poco después Mason es asesinado en la puerta de su casa. Maryan parece la culpable pero al final se desvela que Maryan se hizo la loca para proteger a Kimber y que tras toda la trama, la verdadera asesina es Rebeca Garvin, amante de Mason; ella mató a su marido, a Adler, el detective que desveló su infidelidad, y más tarde a Mason. Finalmente Rebeca es abatida por la policía y Alex, herido en el brazo, consigue el amor de Maryan.La novela es magnífica, con un excelente protagonista y unos secundarios de gran fuerza. Debry sostiene con firmeza y solvencia la compleja trama creando situaciones sorprendentes y desconcertantes que sabe resolver y explicar con claridad. El estilo es sobrio, desnudo, y los diálogos tiene una fuerza contundente. Como curiosidad, es interesante advertir la presencia de una referencia televisiva -“Vienes a ser algo así como El Fugitivo” (p.84)- que permiten datar la novela y ver cómo éste nuevo medio de comunicación de masas empezaba a ser un referente popular de enorme trascendencia.

No hay comentarios: