sábado, 20 de febrero de 2010

Entre piratas aéreos

Debrigode, P. V., Entre piratas aéreos, Audax, nº 5, Bruguera, Barcelona, 1946. Portada de Provensal, ilustraciones interiores de Lester y Cifré.
Nueva entrega de la serie donde se combina una puesta en escena muy propia de la novela negra con algunos elementos –malvados misteriosos, orientales perversos, armas fabulosas-que parecen más característicos del pulp y del folletín
Tres miserables delincuentes, Steve Drumond, Tony Prescott y Butch Leary, forman una terrible banda que se dedica a secuestrar y asesinar cajeros de importantes empresas cuando van cargados de dinero. Desalmados e inmisericordes, no dudan en asesinar a media docena de policías cuando se sienten acorralados. Aprovechando que no dejan testigos, pueden malvivir escondidos en tabernas; en una de ellas leen los artículos de Gus Peeper que reclama su captura al tiempo que Mar Randall, una atractiva y maciza rubia les reconoce y les propone entrar al servicio de un misterioso jefe.
Mientras, Gus Peeper, enclenque y feúcho, asiste como periodista a un combate de lucha libre que enfrenta a Chic Drumond con Lefty Longleg –Zurdo Zanquilargo- y conoce a Baby y a Lord King. Tras el espectacular enfrentamiento, donde vence Longleg, Peeper y Baby –que hacen labores de cronistas deportivos- escuchan en boca de Drumond unas extrañas palabras que le hacen sospechar a Peeper que el luchador sabe algo de la banda de malhechores. Éstos, mientras tanto llegan a una mansión donde son atendidos por un criado japonés y llevados a unas habitaciones donde una voz misteriosa les anuncia un botín fabuloso si siguen sus instrucciones; la primera de ellas, secuestrar a la hija de un importante cargo de la administración norteamericana.
Al día siguiente del combate Peeper, Baby y King , tras entrevistar a Lefty Longleg –entre él y Baby hay una química especial-, intentan conseguir su colaboración en su investigación pero éste, que ya había tenido serios problemas con los gangsters, decide no hacerlo; al mismo tiempo, la banda secuestra a Miryam Tarkington y la lleva a su guarida. Steve, que se ha encontrado casualmente por la calle con su hermano –resulta ser eso Chic Drumond- recibe una clara indicación: debe matarlo para no dejar testigos.
Peeper y King van a entrevistar a Chic quedándose Baby en el coche; cuando están intentando sonsacarle si las palabras que dijo le implicaban de alguna manera con la banda, llega Steve. Les invita a subir a su coche –Baby le sigue con el suyo- donde asesina a su hermano y narcotiza a Peeper y King, que son llevados ante su jefe misterioso; éste resulta no ser otro que el criado japonés, en realidad, Hirazi Tamura, un importante espía que pretende, con el secuestro que ha llevado a cabo y con la amenaza de bombardear posiciones americanas civiles en el Pacífico, por un lado conseguir una fortuna y por otra expulsar a los norteamericanos de su país. Baby, que ha podido seguir al coche se da cuenta de que necesita ayuda y vuelve a la ciudad donde se encuentra con Longleg quien, a regañadientes y viendo cómo está enamorada de su jefe, decide ayudarla. Llegan a la casa, consiguen reducir a Tamura y a Mae al tiempo que liberan a sus amigos. Ni cortos ni perezosos, viendo que la banda ya ha partido en un bombardero hacia el Pacífico, se apropian de una avioneta del japonés y se lanzan en su persecución. Tras un emocionante combate aéreo, vencen y acribillan a los tres asesinos que habían saltado en paracaídas. Vuelven a Nueva York y, días después, Baby visita a Longleft para sellar una amistad que no puede ir más allá de eso a causa del amor de Baby por King.
La novela constituye un curioso artefacto pues si bien los capítulos iniciales se mueven en parámetros puros de novela negra –banda de asesinos, extrema violencia de sus acciones, papel de la prensa, mundo de la lucha libre- a medida que avanza la acción, con la irrupción de elementos misteriosos, de armas peligrosísimas, de conjuras internacionales y de ajusticiamientos llevados a cabo por los propios investigadores el relato deriva más hacia el pulp folletinesco: no en vano, un personaje formula: ¿Por qué este método rocambolesco y de folletín de dirigirnos la palabra mediante un micrófono? (p.49). De forma también curiosa, aspecto que muestra cómo el autor empezaba a ver limitaciones de la serie, Audax no parece en toda la novela; surge King, pero nunca adopta su personalidad de superhéroe de guante blanco.
La novela está plagada de referencias cinematográficas pues, sobre todo al inicio, los delincuentes expresan su deseo de imitar a los héroes de la pantalla: E. G. Robinson, El último gangster, Mae West –la gorda de Hollywood-. George Raft, Paul Muni. Estructuralmente la novela es muy cinematográfica organizando cada capítulo como una unidad autónoma donde cuenta, o bien la historia de los gangsters, o bien la historia de Baby y King hasta que ambas confluyen cuando se acerca el desenlace de la novela.


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