martes, 5 de enero de 2010

El caso del amable pistolero


Peterson Vic, El caso del amable pistolero, Colección Detective nº 22, Bruguera, 1953, Portada de Provensal, Ilustraciones interiores de Antonio Parras, Versión castellana de José Herrera
Buena novela negra protagonizada por un peligroso delincuente que, seductor y amable, viaja por medio mundo a la búsqueda de un comprometedor documento. Un par se sorpresas finales le dan la vuelta a la narración sorprendiendo al lector.
Tony Orlando, nombre falso del mafioso Charles Renzio, está instalado en un hotel de lujo en Coral Gables, Miami. Viene de Tampa, donde en una refriega con la policía ha asesinado a dos federales y ha visto morir a Overlook, un hampón que le servía de contacto con la misteriosa jefa -Heroína es su alias- de una banda dedicada al tráfico de drogas. Del bolsillo del mafioso agonizante extrajeron Orlando y su socio Errol Norton una carta donde se desvelaba la identidad de Heroína pero Norton ha desaparecido camino de París con el documento. Orlando es convocado por Heroína y allí Orlando asesina a un delincuente que se preparaba a matarle; para tener una coartada perfecta seduce a una chica del hotel a la que narcotiza y altera su reloj mientras arregla las cuentas con su asesino. Recibe la visita de la policía, deseosa de detener al asesino de dos compañeros y viéndose acorralado por la autoridad y por el hampa., decide ir en busca de Norton para recuperar el documento, que puede convertirse en su salvoconducto para vivir. De Miami a La Habana y de allí a París, Orlando se da cuenta de que es vigilado por la banda de Heroína; en la ciudad francesa encuentra a Norton quien le había explicado cómo en caso de encontrarse en una situación de riesgo enviaría la carta a una chica de Tánger a la que conocía muy bien; poco después Norton es degollado en el hotel de París donde estaba Orlando instalado y éste decide, vía Madrid, ir hasta Tánger a la busca de esa amiga. La encuentra como la sensual cantante de Chez Susy y descubre que Susy es en realidad la hija de Norton y consigue recuperar la carta. Cuando parece que el desenlace va a desembocar en una sangrienta refriega, Orlando y Susy vuelven a Estados Unidos; allí se descubre que Orlando, en realidad, no es Charles Renzio, como hemos creído -personajes y lectores- a lo largo de toda la novela, sino un viajante de comercio que le recogió agonizante tras la refriega de Tampa y que escuchó sus últimas palabras. Alimentado por la codicia, decidió suplantar su personalidad y como era un excelente tirador pudo sobrevivir al intento de asesinato de Miami; ahora, enamorado de Suzy, ha decidido entregar a la policía el documento que desvela la identidad de la jefa de los narcotraficante y empezar una nueva vida de hombre felizmente casado.
La novela destaca por su intenso aire cosmopolita donde la ociosa vida de Miami da paso a una hermosa primavera en París y más tarde a la descripción de la bulliciosa Tánger; el personaje Orlando, el “amable pistolero” , mientas le creemos un mafioso puro y duro tiene una notable fuerza por su condición de asesino y de individuo extraordinariamente hábil; cuando sabemos que es un simple viajante de comercio quizás pierde fascinación aunque nos sigue sorprendiendo su habilidad para sobrevivir. Camino de Tánger, Orlando lee un par de “novelas que había adquirido en el quiosco apenas estuvo en posesión del pasaje. Examinó las dos portadas y los títulos, indeciso. Le atraía más ”El Forajido” que “Fuego en el rancho”. Pero en ésta la portada era suculenta. Una pelirroja medio vestida, debatiéndose entre los brazos de un velludo y barbudo rufián del oeste” (p.65); un personaje de novela popular leyendo una novela del oeste no deja de ser un sugerente ejercicio metaliterario.

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