sábado, 16 de enero de 2010

La banda de Champ O'Shea

Debrigode, P. V., La banda de Champ O’Shea, Audax, nº 3, Bruguera, Barcelona, 1946. Portada de Bosch Penalva, ilustraciones interiores de Cifré.
Excelente novela donde la colección parece abandonar su filiación dentro del género de superhéroes contra el crimen y se adentra en terrenos más propios de la novela negra; el hecho de estar ambientada en el mundo del boxeo ayuda a dotarla de un aire más sórdido, duro y realista.
Don Taylor es un delincuente elegante que enamora -y se enamora-, de una sensual manicura; ella no sabe de su profesión hasta que un día Taylor, tras asaltar al chofer de los Barryth y robar en su mansión recibe un disparo y se presenta pidiéndole ayuda. Ella decide encubrirlo al tiempo que se declaran su amor; Peggy le extrae la bala y el compromiso de que abandonará el mundo de la delincuencia. Poco después Taylor lee la noticia de que el chofer murió a causa del golpe que él le propino y que las joyas robadas eran falsas; Peggy le insta a redimirse y al final consigue un amargo puesto de trabajo; chofer de los Barryth mientras la que es ya su esposa deja de ser manicura y pasa a ser criada de Dafne Barryth.
Angus Barryth es un millonario que se dedica, casi como un divertimento, a ejercer de promotor de boxeo; a las veladas que monta asiste Lord King “el diletante” que, acompañado de la sensual Baby, su secretaria, participa de ese mundo donde se mezcla sangre sudor y resina. Kid Ray es un joven valor emergente que flirtea con Baby y que se enfrenta con Champ O’Shea, un duro negro convertido en verdadero ídolo de Harlem. Ambos luchan para decidir quién se enfrentará al campeón, Johny Ryan .King y Baby apuestan por Ray pero cuando su victoria parece segura es sorprendentemente noqueado. Baby decide investigar tras el combate pero es brutalmente golpeada por Pancho Jiménez, manager de O’Shea, quien se excusa diciendo que la confundió con una ladrona; invitada a cenar por ambos, es brutalmente amenaza hasta que la llegada del misterioso Audax la salva de una situación comprometida.
King va a visitar la casa de los Barryth para tasar una antigüedades y ocurren dos cosas singulares; Audax -“sucesor de los legendarios Arsenio Lupin y Raffles”, dirá la prensa- entra de noche y roba unas joyas de Dafne, dejando una tarjeta de visita, y Angus recibe la visita de un misterioso personaje enmascarado que le propone amañar los combates bajo amenaza de muerte. Ese mismo misterioso personaje visita a Jiménez y le propone esos apaños con la intención de obtener unos rápidos beneficios en las apuestas, manipulaciones que se harían sin el conocimiento de O’Shea. Mientras Baby, que flirtea alternativamente con Ryan y con Ray, sale indemne de algunos intentos de asesinato gracias a la intervención de Audax mientras Lord King investiga y logra acorralar al misterioso enmascarado que no es otro que Don Taylor, deseoso de dar a su esposa una vida regalada. King se conmueve por su amor y, tras rogarle Taylor que se lo permita para evitarle más dolor a su esposa, le deja suicidarse. Finalmente el combate entre O’Shea y Ryan se desarrolla sin trampa ni cartón, King/Audax apuesta una enorme cantidad -gracias a la joyas robadas- y al final vence Ryan. Audax devuelve las joyas a Dafne en un nuevo gesto de audacia que sorprende a la prensa y Baby, que es obligada por Ryan y Ray a decidir entre uno y otro se decide por... un amor imposible, su jefe, Lord King/Audax, de quien ella sabe su secreto pero que no consigue enamorarlo a pesar de sus muchos intentos y asaltos.
La novela tiene una estructura muy cinematográfica ordenando la narración en dos líneas paralelas -la historia de Taylor, la historia del boxeo- que fluyen independientes pero que finalmente convergen. El retrato de Taylor, el enamoramiento de Peggy y la seducción a través de la manicura, su crimen y su efímera redención son páginas brillantes, de la más pura novela negra. Las páginas dedicadas al boxeo brillan con especial fuerza y se detecta, una vez más cómo el autor conocía a fondo este mundo tanto desde la perspectiva del boxeador como de la del mero espectador; cuando la novela deriva hacia las acciones de guante blanco de Audax en quizás cuando la narración pierde brillantez y frescura.
En definitiva, una buena novela que mezcla géneros con notable habilidad, que sabe dibujar buenos personajes, que combina registros serios y trágicos con episodios más banales y humorísticos, que rezuma un cierto racismo -muy de la época- en el retrato de la comunidad negra pero que sabe mantener la tensión de principio a fin de la narración.


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