sábado, 14 de noviembre de 2009

Una lápida de marmol rosa

Briggs, Arnold, Una lápida de mármol rosa, Colección Detective nº 21, Bruguera, 1953, Portada de Provensal, Ilustraciones interiores de Juan Antonio Parras, Traducción directa del inglés de Antonio López (título original, A pink memorial stone)
Excelente novela negra con detective salido de la prisión que, siendo inocente, se ve arrastrado a enfrentarse con el crimen de más baja estofa pero que también se encara con la corrupción y falsedad de las clases pudientes.
Archer Brumel provoca una reyerta en un bar de Nueva York en Nochevieja. Él es un detective que acaba de salir de la prisión donde estaba cumpliendo una pena por homicidio; mató involuntariamente y en defensa propia a su socio cuando descubrió que éste escondía bajo su negocio un red de tráfico de drogas. En el “Trocadero” encuentra a un viejo amigo, Adrian Wilcox, acompañado de la bella Silvia Marcy; Brumel le reprocha que deje a su esposa -una antigua prometida suya- en noche tan señalada y eso provoca el rifirrafe. Todo se resuelve cuando Wilcox explica que Silvia es una amiga de la familia y que él está felizmente casado.
Al día siguiente Archer recibe la visita de Silvia quien le informa que Wilcox se ha suicidado y de cómo sospecha de que todo ello se trata de una trama asesina urdida por los Marcy, que, al no poder declararla loca, quieren matarla y han envenenado a Wilcox para que no desvele un secreto que podría hundir su fortuna y su reputación. Ésta no la única vista que recibe Archer; poco después es acosado por dos rufianes, Minelli y Marloy, antiguos compinches de su socio muerto, quienes le quieren obligar a que desvele dónde guardó el fallecido un alijo de marihuana. La trama se complica aún más cuando Silvia desvela a Archer que ella tiene una enfermedad cardiaca congénita que la matará en breve pero que tiene guardado el secreto de los Marcy en la consulta del médico que lleva su caso, el doctor Elliot
Archer es secuestrado y torturado por los rufianes -aunque consigue escapar-, Silvia muere en extrañas circunstancias y el detective recibe su legado, una lápida de mármol rosa donde se desvela que los Marcy han hecho su fortuna a partir de una gran estafa. La visita a los ricos Marcy parece demostrar la corrupción de esta rica familia pero finalmente se desvela que en realidad Silvia estaba trastocada, Wilcox se suicidó inducido por ésta y ella murió a causa de su enfermedad. Minelli y Marlow son detenidos, Archer confiesa a la policía el paradero del alijo demostrando así que en ningún momento tuvo que ver con los tratos de su socio. Finalmente Archer recibe una invitación para formar parte de la policía al tiempo que inicia una relación con la viuda de su amigo Wilcox, Ann, a la que siempre había amado.
Intensa novela negra con buenos personajes que se enfrentan movidos por circunstancias extrañas. Archer es un excelente protagonista y en su condición de héroe caído que necesita una redención lleva con solidez el peso de la narración. Los secundarios, especialmente Silvia, son altamente interesantes y destaca el relato por la brillantez con que el autor describe los diversos ambientes sociales. La novela tiene un desenlace algo decepcionante y precipitado pero tiene pasajes de notable intensidad estilística -“Pero hay noches en que hasta el menos imaginativo se encuentra de pronto hueco por dentro, solo y como un náufrago a punto de sumergirse sin salvación” (p.5)-, nombres de personajes con una notable carga semántica -de Archer Brumel a Orson Minelli- y algunas frases memorables: “Hemos nacido para equivocarnos y tratar de corregirnos” (p.94)

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