
Un correcta novela negra con crímenes encadenados, violencia extrema, mujeres de apabullante sensualidad y un escenario, Nueva Orleáns, que da a la narración una especial atmósfera cosmopolita y sugerente.
Un hombre aparece con un puñal clavado en la nuca flotando en los pantanos que rodean la ciudad de Nueva Orleáns. Es el segundo caso en pocos días y la policía encarga el caso al lince Graham Colbert, un brillante policía apodado el Judas por ser hijo y hermano de hampones de renombre en la ciudad.
Colbert empieza su investigación y ello le lleva a visitar diversos tugurios y a enfrentase a su hermano Fox que, aunque delincuente -un simple contrabandista-, es un tipo noble que no perdona a su hermano su cambio de bando. Todo ello cambia cuando Graham, investigando el caso de los puñales y advirtiendo que las ya tres víctimas tenían algo en común, recibe una brutal paliza que le deja malherido e irreversiblemente ciego,
La ceguera de Colbert le lleva a las puertas del suicidio pero su hermano asume su cuidado con la ayuda su actual amante, la bella artista Carolina Depré, que canta como la Piaf y la Greco y que emociona con su versión de “Les feuilles mortes”. Los dos hermanos, uno como mente pensante y el otro como brazo ejecutor, empiezan a desarrollar su investigación y ello les lleva descubrir que los tres asesinados formaban parte de un grupo de siete náufragos que se salvaron de un extraño hundimiento; en la investigación que dirige desde su ceguera Graham, Fox queda fascinado por la figura y sensualidad de Marian Bellamy, también cantante, y descubre que tras el naufragio había una compleja trama de contrabando de lingotes de oro que empezaba en Australia, seguía en Colombia y culminaba en Nueva Orleáns. Tras diversos avatares en los que Fox actúa bajo diversas máscaras, se desvela toda la trama y se descubre que Carolina era una cómplice de los contrabandistas y que Marian era una policía australiana que estaba siguiendo el caso. Graham resuelve, pues, el caso, y Marian y Fox inician una relación amorosa.
Un texto interesante que en algunos momentos aparece envuelto en una cierta confusión argumental pero que se redime por innegables virtudes: la figura del detective ciego y su desesperación que le acerca al suicido, la presencia de mujeres sensuales que turban a los personajes de la narración, las sórdidas escenas de palizas callejeras o la dignidad de Fox, un delincuente redimido por su amor fraternal. Igualmente, los pantanos de Nueva Orleáns y el aire cosmopolita de la ciudad otorgan a la novela un magnífico escenario. Aunque la novela es algo irregular, de vez en cuando aparece alguna perla impresionista:
“El ayudante y los tres policías se marcharon. Sus linternas fuero moteando de repentinas aureolas espacios cada vez más alejados” (p.6)
A destacar cómo la novela aparece con la indicación del título original, River Brigade, y la identidad del traductor, Francisco Gómez Llopis, un artificio del editor -o quizás del propio Debrigode- para dar mayor verosimilitud a la identidad anglosajona de Arnold Briggs.
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