sábado, 29 de noviembre de 2008

Brigada fluvial

Briggs, Arnold, Brigada fluvial, Colección Detective, nº 17, Bruguera, Barcelona, 1953, portada de Provensal, traducción (¡) de Francisco Gomez Llopis.
Un correcta novela negra con crímenes encadenados, violencia extrema, mujeres de apabullante sensualidad y un escenario, Nueva Orleáns, que da a la narración una especial atmósfera cosmopolita y sugerente.
Un hombre aparece con un puñal clavado en la nuca flotando en los pantanos que rodean la ciudad de Nueva Orleáns. Es el segundo caso en pocos días y la policía encarga el caso al lince Graham Colbert, un brillante policía apodado el Judas por ser hijo y hermano de hampones de renombre en la ciudad.
Colbert empieza su investigación y ello le lleva a visitar diversos tugurios y a enfrentase a su hermano Fox que, aunque delincuente -un simple contrabandista-, es un tipo noble que no perdona a su hermano su cambio de bando. Todo ello cambia cuando Graham, investigando el caso de los puñales y advirtiendo que las ya tres víctimas tenían algo en común, recibe una brutal paliza que le deja malherido e irreversiblemente ciego,
La ceguera de Colbert le lleva a las puertas del suicidio pero su hermano asume su cuidado con la ayuda su actual amante, la bella artista Carolina Depré, que canta como la Piaf y la Greco y que emociona con su versión de “Les feuilles mortes”. Los dos hermanos, uno como mente pensante y el otro como brazo ejecutor, empiezan a desarrollar su investigación y ello les lleva descubrir que los tres asesinados formaban parte de un grupo de siete náufragos que se salvaron de un extraño hundimiento; en la investigación que dirige desde su ceguera Graham, Fox queda fascinado por la figura y sensualidad de Marian Bellamy, también cantante, y descubre que tras el naufragio había una compleja trama de contrabando de lingotes de oro que empezaba en Australia, seguía en Colombia y culminaba en Nueva Orleáns. Tras diversos avatares en los que Fox actúa bajo diversas máscaras, se desvela toda la trama y se descubre que Carolina era una cómplice de los contrabandistas y que Marian era una policía australiana que estaba siguiendo el caso. Graham resuelve, pues, el caso, y Marian y Fox inician una relación amorosa.
Un texto interesante que en algunos momentos aparece envuelto en una cierta confusión argumental pero que se redime por innegables virtudes: la figura del detective ciego y su desesperación que le acerca al suicido, la presencia de mujeres sensuales que turban a los personajes de la narración, las sórdidas escenas de palizas callejeras o la dignidad de Fox, un delincuente redimido por su amor fraternal. Igualmente, los pantanos de Nueva Orleáns y el aire cosmopolita de la ciudad otorgan a la novela un magnífico escenario. Aunque la novela es algo irregular, de vez en cuando aparece alguna perla impresionista:
El ayudante y los tres policías se marcharon. Sus linternas fuero moteando de repentinas aureolas espacios cada vez más alejados” (p.6)
A destacar cómo la novela aparece con la indicación del título original, River Brigade, y la identidad del traductor, Francisco Gómez Llopis, un artificio del editor -o quizás del propio Debrigode- para dar mayor verosimilitud a la identidad anglosajona de Arnold Briggs.

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