sábado, 20 de septiembre de 2008

Cinco endemoniados

Cinco endemoniados, Guante blanco, 2, Ediciones L.E.S.T.E.R., Barcelona, 1944
Soberbia novela detectivesca de clara influencia anglosajona que nos presenta personajes encerrados en un caserón perdido en Escocia, un crimen, secretos inconfesables, una investigación y una brillante resolución.

En el corazón de África, Big Joe -Joseph Curry- es un miserable sin escrúpulos que ejerce de cruel capataz frente a sus trabajadores nativos; al llegar un hombre blanco malherido y cargado de diamantes no duda en asesinarlo y en huir quemando vivos a todos sus trabajadores, encerrados bajo llave en un barracón
Años después, los sobrinos de Big Joe reciben una extraña invitación; mil libras y un billete para visitar al tío que marchó de Gran Bretaña por motivos oscuros -un desfalco-, cuando ellos aún no habían nacido. Los sobrinos son los hermanos Ketty y Frank Jones, hijos del importante banquero Robert Jones, y la humilde Beryl Curry, una muy bella mecanógrafa, hija de Arnold Curry y de Joan, una antigua novia de Big Joe; los tres deciden, a escondidas de sus padres, aceptar la extraña posibilidad de conocer a un tío al que nunca han visto y del que sólo han oído hablar mal. Ya en el caserón son atendidos por el mayordomo, James Faraway y tienen la oportunidad de conocer a Joseph Curry, un resentido que les ofrece una juego terrible; sabedor de que tiene enfermedad incurable, nombrará su heredero a quien se atreva a asesinarlo. Estupefactos ante la propuesta reciben la aparentemente casual visita de Fergus Simpson, un desgarbado cameraman que está trabajando para diversas productoras cinematográficas y que pide permiso para filmar escenas de la casa; poco después se oyen unos disparos y se descubre el cuerpo sin vida de Faraway. Pero no es Faraway el finado, en realidad es Big Joe que, aprovechando que sus sobrinos no le conocían, había propuesto a su mayordomo un cambio de papeles para montar la mascarada. A partir de ese momento se empiezan a desvelar cosas sorprendentes, como que Fergus Simpson era el hijo del explorador que fue asesinado por Big Joe y que había llegado para vengar a su padre. La policía -el inspector Roney y su incompetente ayudante Yardley- se encuentra desbordada ante algunos elementos inexplicables del crimen hasta que Simpson y Ketty huyen; su acción apunta a su culpabilidad pero en realidad ellos lo hacen para encubrir al padre de ella -Arnold Curry- que, a escondidas, vino a la mansión temeroso de que su hermano quisiese abusar de Ketty. En Londres, escondidos y disfrazados, los prófugos llevan a cabo una investigación que les lleva descubrir que el verdadero asesino es en realidad Robert Jones que, arruinado por sus tratos con una corista, se confabuló con su hija Ketty; él se presento también en el caserón y cometió el crimen, Ketty sedujo a Faraway para encubrir el crimen y luego lo asesinó. La investigación es llevada a cabo por Fergus simpson que ha conseguido la complicidad del inspector Roney quien, agradecido, decide incorporar a la policía al sagaz Fergus; éste consigue a su vez, el amor de Beryl, sorprendente heredera de una parte de la fortuna de su tío.
La novela es excelente de principio a fin, creando personajes de notable complejidad y urdiendo el autor una compleja trama que sabe plantear, complicar y resolver con maestría. Las influencias de Agatha Christie parecen claras pero en determinados aspectos -tal como está planteado el caso, los escenarios, la presencia de personajes perseguidos por crímenes cometidos en territorios del Imperio- nos hacen evocar los relatos y novelas de Conan Doyle y de Wilkie Collins. El aire british está conseguido con maestría creando Debrigode una ambientación verosímil y natural, en absoluto forzada, y a lo largo de la narración el autor demuestra un conocimiento de los matices legales que evidencian su formación en el campo del derecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído tu apunte biográfico de Debrigode al inicio del blog...una vida increíble!!!
De esta colección siempre me gustó su logotipo...con la máscara que me recuerda a las que hacía Urda en De Todo Un Poco y esos guantes para dedos cuadrados...
Saludos y buen curso.

soldevilla dijo...

Es verdad, magnífico ese logotipo de auténtico Guante Blanco; ¿algún día sabremos de su autor?