viernes, 28 de marzo de 2008

Contrato con la muerte



Contrato con la muerte, Selecciones Servicio secreto, nº 22, Bruguera, 1962. Portada de Gonzalves
Excelente novela negra desarrollada en Bayport, el suburbio pesquero de L.A. y protagonizada por Kern Osborn, un investigador de una compañía de seguros, expolicía, que recibe el encargo de cerciorarse de la muerte de Lance Nissen, quien había firmado una importante póliza de seguros. La novela empieza en comisaría, con un buen diálogo entre Ken y su amigo y ex compañero el sargento Earl Deming; no hay cadáver, sólo un abrigo y un reloj y la declaración de un testigo que asegura haber visto caer un cuerpo al canal.
Ken visita al ropavejero Tom Allen -el abrigo tenía su marca- y descubre cosas de Nissen, un viejo solitario que parecía no haber tenido suerte con diversos negocios marineros. Visita la testigo, Pola Daponti, un mujer atractiva en su treintena que parece esconder algo, es atacado por su perro y poco después descubre que el ex marido de Pola fue socio de Nissen. Visita a un barman, Kaplan, que parece esconder algo y a un confidente, Johnny Porto asustado por la vuelta de los hermanos Luchesi. Recibe la violenta visita de Daponti, pero éste aparece asesinado poco después. Otra compañía de seguros, la Tisdale, entra en acción queriendo saber cosas del caso pues hay mucho dinero en juego. Es requerido por la actriz televisiva de éxito Sandra Fox, que resulta ser hija de Nissen, y conoce a su agente, Cecil Humber. Sandraq Fox le seduce y entre ellos hay un lance de amor intenso; a la mañana siguiente recibe Kern la visita de un detective, Nick O’Leary, quien le avisa -cuando Kern era policía le salvó la vida- de que le sigue por encargo de Cecil Humber. Intentan matar una vez más a Kern, recibe la visita de otra espectacular mujer, Tisdale, la directora de la compañía de seguros rival. La acción se complica pero se explica con claridad y al final resulta que Nissen no estaba muerto, que era en realidad el representante Humber que se había creado esa personalidad para esconderse de los hermanos Luchesi a los que había delatado. Su hija Sandra en realidad le ayudaba en sus negocios de tráfico de drogas y sobre todo de comercio de fotos pornográficas. Los muchos muertos no era obra de los Luchesi, como parecía, sino de Nissen, que quería desaparecer implicando a los Luchesi en diversos crímenes para que fuesen detenidos y cobrando el dinero de la indemnización a través de un complejo entramado de empresas donde estaba implicado el prestamista y ropavejero Allen. Al final Kern salva la piel por poco -O’Leary le salva in extremis cuando era encañonado por Humber- y se casa con la bella Tisdale.
La novela tiene fuerza e intensidad. Destaca el uso de la primera persona, y sobre todo el carácter de Kern Osborn, agente de una compañía de seguros, ex policía que en el fondo anhela volver al cuerpo pero que está hundido por la muerte accidental de su esposa, cínico y cansado de la vida, recordando siempre a su esposa muerta, escuchando música clásica en su apartamento. La acción es algo embrollada pero bastante clara y bien explicada, con el típico elemento confuso final que parece propio del género. El hecho de movernos por el mundo del puerto, la bahía, los estibadores nos hacen pensar un poco en los ambientes de La ley dels silencio y el protagonismo de un detective de seguros nos evoca Perdición. Una curiosidad es que la portada desvela el desenlace de la acción última de la novela.
Volví a mi cacharro, encendí un pitillo y permanecí bien sentado. Me seguían sonando las palabras de Alvin: “Olvida ya que fuiste un polizonte”. Olvida, olvida.... todos diciéndome lo mismo. Olvida la muerte de Hester. Olvida que te acercas a los cuarenta tacos de calendario”(18)
“Pasé a mi ático. La vista es preciosa. Un ancho living con cama diván. Cocina tamaño cabina telefónica y una ducha.
Tengo sólo una pieza de mobiliario mía. Puede que la conserve porque la compré para Hester en su cumpleaños, dos semanas antes de su muerte.
Allí está en un esquina: parece una consola. Color miel. Contiene un tocadiscos automático y álbumes de música sinfónica. A mi no me gusta la música esa, pero Hester siempre quería que yo apreciase las cosas bellas.
Pasé a la ducha. En babuchas y batín fui a la cocina a calentar café. Me eché un trago de escocés. Miré la consola. Me empujé otro sorbo. Después puse a rodar “Nuevo Mundo” de Dvorak. No sé que tiene esa condenada música, que me pone el pelo erizado.”
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8 comentarios:

Marqués de Ferblanc dijo...

Amigo Soldevilla:

Gracias por las amables palabras que ha dejado en mi blog. Lo cierto es que era sincero en mis palabras; me lo paso en grande con su blog. Algunas novelas las conozco, otras no; pero siempre es un placer leer sus comentarios.
Eso sí, tengo un par de temas para comentarle ¿qué le parece si escaneo el artículo que apareció en La Vanguardia? Lo podríamos colgar, en su blog o en el mío, para darle un poco más de difusión entre los aficionados. Y el otro tema, recordarle que si necesita algún dato o lo que sea estoy a su disposición.

Saludos,

Anónimo dijo...

Creo que, en origen, es el núm.393de la colección "Servicio Secreto".

Supongo que corresponde a 1958.

JC
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Anónimo dijo...

Creo que, en origen, es el núm.393de la colección "Servicio Secreto".

Y cosrrespondería a 1958.

JC
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soldevilla dijo...

Amigo JC:
Su apreciación seguro que es correcta; un trabajo a desarrollar es ver las relaciones entre las diversas colecciones de una misma editorial. ¿Era decisión de la editorial el republicar un título? Intuyo que no pero, ¿cobraba algo el escritor por esta nueva edición? He detectado alguna novela a la que, años -a veces décadas- después, se le cambiaba el título, se ajustaba algo el texto y aparecía como novedad. ¿Piratada de la editorial o picaresca dels escritor?

Anónimo dijo...

Desconozco si los autores cobraban por las reediciones (Ledesma no hace mención precisa de ello...).

Lo que sí sé es que, al llegar los ochenta, decenas de autores cambiaron sus títulos -o, y a veces, el arranque de la primera página; o los nombres de los personajes- y republicaron sus obras en otros sellos distintos a los que cobijaron a la edición primicial.

JC
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Marqués de Ferblanc dijo...

Amigos,

Una pregunta que quizá ustedes sepan responderme, en la colección "Selecciones del Servicio Secreto" ¿se publicaba el texto íntegro de las novelas originales de "Servicio Secreto"?

Gracias por anticipado,

Saludos,

soldevilla dijo...

Lo cierto es que no lo sé con certeza; tengo documentado el caso de Experto en fantasmas (Servicio secreto, nº 1156, Bruguera, Barcelona, 1972) que en realidad es la reescritura de Los muertos no mienten (Servicio secreto, nº 80, Bruguera, Barcelona, 1952). Es casi la misma novela; el autor -o el editor- se ha permitido algunas licencias para recortar el texto pues aunque tiene las mismas páginas que el libro original la cantidad de caracteres por página en el 52 era mucho mayor. Más allá de esos recortes, la novela es exactamente igual.

Anónimo dijo...

En Bruguera -también ocurría en la historieta- se repetían novelas con los títulos cambiados.

Hasta donde yo sé... a veces eran pactos entre los autores y los coordinadores (por urgencias económicas, favores...).

JC
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