sábado, 6 de febrero de 2010

Ata sociedad

Debrigode, P. V., Alta sociedad, Audax, nº 4, Bruguera, Barcelona, 1946. Portada de Bosch Penalva o de Provensal, ilustraciones interiores de Cifré.
Nueva eslabón en la evolución de la serie Audax donde la narración sigue los modelos de Agatha Christie al mostrar una serie de invitados en una mansión -entre ellos Lord King-, que son retenidos por un detective -Roy Cadger- que espera desenmascarar a un enigmático asesino.
Michael Reylan es un prestigioso psicoanalista que solicita la ayuda de Lord King para que le tase unas antigüedades; éste llega acompañado de su bella secretaria, Baby, y ambos se instalan en el cercano hotel Montdor. Allí compaten vida social el apuesto salvavidas Sandy Duffer, el pianista húngaro Andrew Mirsa, la esposa del doctor Reyla, Dorothy, el escritor teatral Randolph Barkley, la bella actriz Beryl Ames, el empresario Arthur Sayers -un calavera- y su sufrida esposa Louise.
Michael Reylan sufre un verdadero drama pues está sometido a un brutal chantaje; un enigmático individuo le obliga a pagar miles de dólares cada mes bajo la amenaza de que si no lo hace le obligará a matar a su propia esposa. Parta demostrarle la validez de su amenaza, le anuncia que al día siguiente le obligará a matar a un paciente al que tiene que efectuar una operación rutinaria; así ocurre y de esta manera se ve impelido a aceptar la extorsión. Desesperado decide solicitar la ayuda del detective Roy Cadger quien se compromete a desenmascarar al asesino si en una cena convoca a todo su círculo de amistades que se hospedan en el cercano Montdor.
Mientras, Lord King actúa; detesta a la bella Beryl Ames, pues por su culpa un amigo suyo se suicidó y disfrazado de Audax se presenta en su alcoba y le roba, con elegancia, una valioso vaso cincelado por Cellini.
Al día siguiente todos los personajes son invitados a una cena en la mansión del doctor Reylan; allí se presenta un individuo de aspecto algo vulgar que no es otro que el detective Cadgers. De golpe irrumpe en la cena el misterioso enmascarado que chantajea al psiquiatra y vuelve a amenazarlo. La perplejidad de todos los comensales sólo es superada por el estupor que les produce la intervención de Cadgers; engreído, petulante y avasallador proclama que entre los invitados está el verdadero chantajista, que el visitante no es más que un emisario del cerebro de la operación y que ninguno de los invitados puede irse de la mansión hasta el día siguiente, en que resolverá el caso.
La noche se cierne sobre el escenario y los invitados se van a costar en parejas; ello permite confirmar que Duffer es un descerabrado, que Mirsa es un cocainómano, que Sayers está arruinado, que Barkley es un cínico enamorado de Beryl Ames y que ésta no es tan frívola como parecía sino que es una mujer que ha sufrido mucho; los acontecimientos se precipitan cuando el doctor Reylan decide dar un paseo y poco después su esposa Dorothy es secuestrada. Al poco tiempo vuelve Dorothy a la mansión explicando que el presunto secuestrador era su marido quien, poco después, ante la sorpresa de todos, se suicida. La sorpresa se multiplica cuando Cadgers, con todos los implicados reunidos, desvela que la inductora del suicidio y chantajista era su esposa Dorothy que, enamorada del salvavidas Duffy había montado una gran mascarada para arruinarlo e inducirlo al suicidio habiendo incluso propiciado la muerte del paciente al que operó su marido para hacerle creer la patraña de la amenaza. La culpable es detenida, Audax restituye el valioso vaso a Beryl al saber de su verdadera condición y al final Cadgers plantea a King sus sospechas de que entre él y Audax hay algunas inquietantes relaciones.
La novela muestra cómo la serie se encuentra en un momento de impasse en la historia del pulp hispánico; tras empezar como una serie que se inspiraba en los dos primeros números en los modelos de La sombra o de Doc Savage mezclado con unas gotas de Lupin, evoluciona hacia lo negro en la tercera entrega mientras que en esta cuarta se mueve en la línea Christie que tan bien había demostrado dominar Debrigode en las novelas de la colección La huella. En este volumen la novela se desarrolla en los ambiente de la Alta sociedad del título pero hay la voluntad de demostrar como éste es un mundo falso y corrupto, carcomido por la sed de poder y dinero. Destaca el desparpajo sensual y lingüístico de Baby y por encima de todo Roy Cadgers, que asume el verdadero papel de protagonista en detrimento de King/Audax gracias a su carácter y talento: “No soy un hombre vulgar. Soy un supertalento, y mi método de trabajo inspira poca fe a los que se guían por las apariencias. Soy gordo, anodino y mal educado. Trabajo hundido en un sillón y creando un climax agobiante de opresión angustiosa. Acuso y diestro y siniestro, porque en todo ser humano hay un criminal en embrión, y yo me procuro las certidumbres acusatorias contra ese embrión” (60-61)
Interesante es la noticia literaria “Todo el mundo ha leído Rebeca” (23) y sobre todo la irrupción en la novela del tema psicoanalítico; así, la elemental y primaria Baby explica como “Hay ahora epidemia de películas raras, que no entiendo. Spellbound, en la que Gregory Peck, mi favorito, rechina los dientes y se desmaya cada vez que ve un mantel blanco o un sorbete de hielo. Y en Rejas humanas, el bruto de Chester Morris resulta que es un pistolero que sueña con un paraguas... Y un médico raro, hablando rarezas, les quita el sueño” (5) No faltan muchos años para que J. Lartsinim escriba sus novelas psicoanalíticas protagonizadas por el profesor Ludwig Van Zigman.

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