sábado, 4 de abril de 2009

Último asalto

Último asalto, Punto rojo, nº 508, Bruguera, Barcelona, 1972, portada de Miguel García
Irregular narración donde se combinan luchadores de lucha libre, traficantes de uranio, balleneros y detectives internacionales.
En Detroit, un luchador de pressing catch de aspecto grotesco, Jerry Palmer, recibe el encargo de pelear seriamente con su contrincante para acallar las muchas dudas que hay sobre la veracidad de su espectáculo; así lo hace pero en el combare mata a su rival. Huye y, camino del Canadá, entra en contacto con el mafioso César Gardini. Éste le ofrece protección si participa en un asalto a un manicomio donde deben liberar al millonario Mark Norton, ingresado por haber matado a su hijo y a su esposa; él acepta y de golpe se ve inmerso en un proyecto consistente en ir a una mina de uranio -propiedad del suegro de Norton- a robar importantes cantidades del material radioactivo; para ello deben embarcarse en el ballenero Groenland, capitaneado por Ernest Javert, y dirigirse a Islandia.
El agente Stan Stork, un ex luchador que trabaja en secreto para el DIS -Departament de seguridad internacional- recibe el encargo de enrolarse en el ballenero al que se dirigen los malhechores para así intentar descubrir toda la red que se esconde tras los traficantes de uranio; así lo hace y por ello se desplaza a Murray Bay donde salva a la bella Hazle Javert, hermana del capitán, del acoso de dos rudos marineros.
El viaje, iniciado con funestos augurios, se desarrolla terrible; el capitán, noble marino, sabe que está transportando a un fugado de la justicia pero acepta el encargo movido por la ambición; lo que no sabe es que uno de los hombres de Gardini, Corrigan, ha tramado con unos piratas el asalto al barco. Éste se lleva a cabo con una brutal matanza de la que salen sanos y salvos los protagonistas; Stork, con la ayuda de un par de marinos, consigue finalmente reducir a los piratas que son colgados del palo mayor. No es la única desgracia; unas ballenas heridas atacan al Groenland a pocas millas de Islandia y el barco es hundido. Llegados ya a tierra, los malhechores deciden seguir con su plan de asalto a las minas de uranio; así lo hacen pero Stork -con la ayuda de Javert- sabe jugar hábilmente sus cartas y finalmente Gardini muere y Norton, un real loco, confiesa qué importantes magnates están detrás de sus proyectos. Hezel Javert y Norton se declaran su amor en medio de las frías ventiscas polares.La novela propone una extraña fusión de universos -mundo deportivo, asaltos carcelarios, viajes polares, piratas, balleneros y uranio- que confieren a la narración un ritmo trepidante; la verosimilitud del artefacto se resiente de ello pero la intensidad de la acción, servida con un estilo cortante y frío como el aire de Islandia, convierten la novela en una lectura interesante que atrapa al lector desde un primer momento.

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