sábado, 24 de enero de 2009

Destino: la fosa

Destino: la fosa, Servicio secreto, nº 390, Bruguera, Barcelona, 1958
Brillante novela, bordeando el calificativo de obra maestra, en la que Debry inicia la acción en el singular espacio de Venecia para luego desarrollarla en el complejo mundo que se organiza tras el telón de acero.
Waldo Dixon es un aventurero americano que desarrolla sus acciones en Venecia; allí trabaja a las órdenes del magnate Brand Riker, quien le encarga viajar a la vecina Yugoslavia para cerrar tratos comerciales con el gobierno local; en realidad, aquello que hace Dixon es, escondiéndolos en sus zapatos, pasar diamantes a grupos opositores para que puedan financiar unas acciones destinadas a derrocar al gobierno y permitir a Riker hacerse con el poder de una futura Croacia independiente..
Dixon tiene una novia, Giana Montalvi, y un socio, Luigi. Tiene también la enemistad de la novia de Riker, Marion Leonard, a quien, tras algunos tonteos, ha rechazado. Para urdir su venganza, Marion seduce a Luigi para que traicione a Dixon en la última misión que le encomienda Riker: una última acción de contrabando antes del golpe de estado. El caso se empieza complicar cuando uno de los mensajeros de Riker es misteriosamente asesinado en casa de Dixon y éste se ve obligado a desembarazarse del cadáver lanzándolo a los canales de Venecia.
Camino de Yugoslavia, Giana le pide a Dixon que ayude a su hermano Yvor a escapar de Yugoslavia; el paso por Trieste le pone en contacto con socios de Riker –Felini y Hamuz- y, ya en Eslovenia, cerca de Libijana, sufre la traición de Luigi. Poco después es asaltado por Felini y sus secuaces –persiguen sólo el dinero- que, tras torturarlo salvajemente, son asaltados por un Luigi arrepentido Ya libres consiguen recoger en Grazba a Yvor y volver a Venecia tras no pocos problemas con la policía secreta comunista.
En Venecia se descubre que Marion fue la asesina de Gardoni y que Yvor no es tal –el verdadero ha sido asesinado- sino un agente comunista que tiene la misión de matar a Riker; lo intenta y el tiroteo acaba con la muerte de éste y del buen Luigi; poco después descubrimos que éste había matado a la pérfida Marion. Dixon decide abandonar su vida de aventurero, casarse con Gianna y volver a su Texas natal.
La novela es impecable: la trama está perfectamente construida y desarrollada, los personajes son ricos y complejos, el escenario es original… Riker se presenta como un luchador por la libertad cuando en realidad es un enfermizo megalómano, Dixon trabaja sólo por dinero, sin importarle la lucha anticomunista, Luigi es un tonto impulsivo y voluble… El mundo de la frontera del telón de acero es un escenario fascinante donde se mezcla lo político con lo meramente delictivo, un marco propicio a la ambigüedad y el misterio; Debry, en 1958, rechaza cualquier visión simplista y maniquea del escenario internacional y crea una Yugoslavia verosímil y fascinante. La presencia de verdaderos leit-motif del relato como los zapatos, el uso de escenarios poco habituales en la novela negra, la descripción brutal e inmisericorde de las torturas y un estilo certero y preciso convierten la novela en una obra imprescindible.
Apartó Dixon una pierna, plantando el tacón en el rostro del que aguardaba, que emitió un gruñido doliente. Flexionando las rodillas, vio Dixon al aterrizar que acudían otros tres, corriendo. Embaló hacia los árboles. La hierba susurraba tras sus pasos, revelando también que los otros pisaban corriendo (p. 55)

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