domingo, 3 de agosto de 2008

El asesino es el autor

El asesino es el autor, Punto Rojo, 201, Bruguera, Barcelona, 1966. Portada de Miguel García. Ilustración de Carrillo.
Excelente novela en la que un periodista venido a menos se ve envuelto en una compleja trama donde intereses políticos, chantajistas y fotógrafos de pornografía le llevan a vivir una trepidante aventura policíaca.
David Martel es un periodista buscavidas que, tras una fracasada aventura como buscador de tesoros en Venezuela, vuelve a París a la busca de una oportunidad; va acompañado de Clementine, una bella muchacha a la que hace poco ha conocido y con la que parece haber iniciado una relación estable. Su oportunidad aparece cuando consigue el encargo de filmar un anuncio publicitario; a través de su antiguo jefe, Albert Bogard, consigue contratar a una bella modelo. Todo parece ir bien hasta que muestra el trabajo a su cliente -un milonario argelino- y descubre una extraña filmación; el técnico de revelado, Roland Forest -un amigo suyo que también se dedica a la fotografía “intimista”-, se ha equivocado y ha confundido los trabajos enviando el anuncio de Martel a un restaurador de muebles antiguos, un tal Sacha Korsac. Y viceversa. Martel se desplaza a casa de Korsac para solucionar la confusión pero cuando llega descubre su cadáver y constata la desaparición de su cinta.
Al revisar la filmación que ahora obra en sus manos, Martel y Bogard visionan una extraña mascarada, una extravagante fiesta privada donde aparece Miguel Retamar, un importante político venezolano y Mike Mistral, un cantante en decadencia. Martel se desplaza a visitar la casa de Mistral y a la mujer de Retamar, y detecta que algo se esconde; poco después Forest, confundido con Martel, es asesinado a la puerta de su casa y entra en escena el comisario Lesage. La situación se complica cuando Martel vuelve a sufrir una asalto mortal pero es salvado por dos esbirros enviados por Dolores; cuando quiere que Bogard., que guardaba el film, se lo devuelva, descubre que éste ha sido asesinado; atando cabos decide ir a Suiza, donde creer poder localizar la mansión donde se rodó el film. Allí descubre que esa mansión es un sanatorio de desintoxicación de drogadictos y que allí estaban ingresados Mistral y Retamar, y que la filmación era un documento que los enemigos políticos de Retamar querían utilizar para desacreditar su carrera política y su objetivo de acceder a la presidencia del país. Se desvela la ambición de Dolores y que, tras los crímenes, estaba ella, que quería proteger a su marido y que cometió los asesinatos para recuperar la cinta; tras una persecución y un enfrentamiento entre espías venezolanos, se inicia una persecución en coche que acaba con la muerte de Dolores en el lago Leman.
Martel decide confesarlo todo a la policía y, sintiéndose responsable indirecto de la muerte de sus amigos Bogard y Forest decide titular el texto que elabora como: El asesino es el autor. A pesar de ello, el comisario le descarga de cualquier acusación y Martel decide emprender una vida tranquila como jefe de comunicación de la policía felizmente casado con la bella Clementine, que a lo largo de la novela le ha ido ayudando y demostrándole un amor sincero.
La novela sostiene con habilidad la trama y destaca por sus acertados retratos de personajes, por su ambientación parisina -con visita a la legendaria La closerie des lilas- y por la irrupción de esa clave venezolana que demuestra el conocimiento del autor de la realidad americana. En la novela suenan las canciones de Barrière, Azanavour y Gilbert Becaud, se leen las novelas de 007, se bebe Amer-Picón y se utiliza un estilo preciso donde la primera persona confiere al relato una fuerza especial: “Albert Bogard parecía un campeón deportivo, recién salido de la ducha. Su espejo, al afeitarse, no le debía reproducir la imagen que el mío me proporcionaba. Mi espejo siempre me decía lo mismo: Bebes demasiado para olvidar tu descontento. Fumas demasiado para disimular tu nerviosismo de hombre acosado por tus fracasos” (p.8).Al inició de la novela, aparece un retrato de los dos protagonistas obra de Carrillo que vale la pena incorporar a esta ficha.

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