lunes, 12 de octubre de 2009

Doble asesinato en los estudios

Debrigaw, P. W., Doble asesinato en los estudios, La huella, nº 5, Bruguera, 1945
Soberbia novela detectivesca que se desarrolla en el glamouroso mundo del cine francés donde un aparente suicidio desencadena una trama brillantemente resuelta por el inspector Vital.
Mientras el inspector Victor Vital está cenando en su casa junto a su amigo Henri Marnier, periodista de sociedad de pluma afilada, recibe el aviso de que en los estudios Billancourt se ha producido una tragedia: el célebre productor Jacques Peze se ha suicidado mientras se estaba filmando su último proyecto, “Coeurs sanglants”. Vital se persona acompañado de Marnier y allí, Francine Rompiere, ex esposa de Peze le ruega que investigue ese suicidio que ella cree asesinato. Parece una creencia absurda pues la víctima estaba en una habitación cerrada y con su revolver en la mano. No obstante ello, Vital lleva a cabo un minucioso examen y encuentra una lágrima de masilla que le hace sospechar que se trata de un crimen.
Sospechosos parecen los siete personajes que estaban en los estudios en ese momento y que son diseccionados por la pluma de Marnier: Francine y su actual amante, Claude Muffle -que era sobrino de la víctima-, el director Guillermo Arsaut, la actriz escocesa Eileen Stocksilk, el apuesto Luc Praviel, la extravagante y madura guionista Jeanne Gourde y la joven actriz Vivette; no pasa por alto al inspector la presencia del camarero Gastón Dulac -un elegante y maduro licenciado en letras-. La lectura del testamento -donde el finado lega a Guillermo Arsaut y a su sobrino casi toda su fortuna y los beneficios de su seguro de vida a Vivette- demuestra la maldad de la víctima, pues con ello quiere romper la relación de su exesposa con Claude y manchar el nombre de la casta Vivette que con su inocencia real ha enamorado a Luc Praviel, cansado de la vida del cine. La investigación lleva a Vital a confirmar sus sospechas de asesinato y cuando Francine, en los estudios, decide desvelarle un secreto importante, es asesinada con dos disparos; la prensa se ceba en la policía y en la “incompetencia” de Vital y a ello ayuda el hecho de que su superior, el comisario George Fetard, quiera salir indemne del escándalo.
Vital prosigue su investigación, va a “La pomme d’or” a comer con Marnier, una magnífica fuente de información sobre el mundo de la farándula y descubre que a la hora del crimen todos los implicados tenían una coartada endeble, la mayoría de ellos estaba en el teatro pero eso no impedía que saliesen en medio de la representación para cometer el crimen; sus pesquisas le llevan a desvelar que Jeanne, la guionista opulenta y otoñal –que además tiene una intensa y algo extraña relación de amistad con Eileen- cobraba unos emolumentos exagerados lo que hace sospechar al inspector -y confirmar más tarde- que estaba chantajeando a Peze al saber un secreto de su turbio pasado. Al mismo tiempo se desvela que Dulac, de joven, cometió un crimen, que salió de su país hasta que éste prescribió y que tuvo una hija, quien resulta ser Vivette.
Finalmente Vital reúne en los estudios a todos los implicados invitando al acto a Marnier para que, en su condición de periodista, disponga de la exclusiva; lentamente va exponiendo su encuesta hasta que se oye un disparo que anuncia un desconcertante acontecimiento: Marnier se ha suicidado. Él era el culpable de los crímenes y, por amistad, Vital quiso que estuviese presente para dejarle la posibilidad de un suicidio que le impidiese ser detenido, juzgado y ejecutado. Marnier tramó una venganza contra Peze pues éste había sido el culpable de la locura de su hermana; urdió una compleja trama en la que se colaba por la ventana, salía de la habitación cambiando el cristal, hacía explotar un cartucho cuando él ya estaba fuera y llegaba a la perfección cuando, cenando con Vital, éste recibía la noticia del suicidio; matar a Francine saliendo del teatro fue necesario para que no desvelase el secreto de su hermana. Al final, Eileen y Claude se casan, Jeanne Gourde sigue a la sombra de la actriz escocesa, Gillaume Arsaut se retira con la herencia de Peze y Vivette y Luc se casan recibiendo las visitas de Dulac y de Vital algún domingo; el poder ver a una joven pareja feliz le hace sonreír complacido, “No todo es egoísmo, maldad, mezquindades… Hay seres nobles y buenos que le impiden ser un misántropo”.
La novela es excelente, una obra maestra dentro del género policíaco donde Debrigode demuestra haber asimilado los mecanismos del género, especialmente los consolidados por Leroux y Christie: crimen en un espacio cerrado, sospechosos, croquis del escenario del crimen, turbios pasados, investigador atípico –aquí Vital es un nuevo Poirot- y resolución final en la que se reúnen todos los sospechosos y hay un desenlace sorprendente; no es casual que en la novela se produzca pues el siguiente diálogo entre Dulac, lector, y Vital:
-Mi autora favorita es Agatha Christie. La leo estremecido de temor, porque siempre me temo que al final de la lectura, yo resulte ser el asesino que se busca.
-La que está usted actualmente leyendo, “Murder on Nile” es interesante.
(p.116)
Igualmente en la novela hay una explícita cita a Simenon, otro de los referentes de Debrigode –“¿Hay aquí un crimen a lo Simenon, o crees que es un vulgar suicidio?” (p.16)- y a las películas de Philo Vance protagonizadas por William Powell.
La novela se inicia con un referencia a Gabriell Dodue, personaje de Triple asesinato en el frontón y no deja de se curioso que el crimen se desarrolle en los estudios Billancourt, situados al lado del Frontón de París, escenario de la novela precedente; el hecho de que nos ubiquemos en el mundo del cine permite referencias a la industria, a Rene Clair, Tino Rossi y a todo ese entorno de glamour; igualmente encontramos referencias a Barbey así como a lugares singulares de París, como el Museo Guimet dedicado a la religiones oriuentales
Vital brilla de forma deslumbrante; vive en 53 Rue de la Boetie con Nicole, una normanda de 35 años, exquisita cocinera que ocasionalmente hace las funciones de confidente, es un sibarita que disfruta con la más selecta cocina, bebe Cointraeu, nos confiesa que de joven quiso ser actor y se nos muestra inteligente, genial, pero también generoso con los amigos y respetuoso con la flaquezas humanas; sus disputas con el comisario Fretard son memorables pero éste no puede evitar reconocer su talento: “Tenía razón el comisario Fretard cuando decía que Vital disfrutaba más andando por el laberinto, que cuando llegaba a la puerta de salida”. (p. 128). En definitiva, una novela memorable donde, anecdóticamente, hemos encontrado uno de los primeros usos del verbo epatar en español “Y cuando juega su partida de billar en el “Cafè de la Gare”, “epata” a los contertulios con la narración de sus recuerdos parisinos”.

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