sábado, 28 de febrero de 2009

Arsénico y estilete

Arsénico y estilete, Servicio secreto, nº 117, Bruguera, Barcelona, 1952, portada de Provensal, ilustraciones interiores de Macabich.
Un nuevo caso del inspector Victor Vital. En una reunión de la alta sociedad parisina en la que se celebran los triunfos deportivos de unos equipos masculinos y femeninos, aparece asesinado el apuesto Paul Nuvion tras haber ingerido una dosis de arsénico; los invitados presentes se convierten de golpe en sospechosos. El comerciante murciano Manuel Ortuño y sus dos bellas hijas, Conchita y Julia, el apuesto Miche Aymé y su amigo Gaston Mornay, el maduro y seductor Jean Preval, la esquiva Adelina Duprez, las bellas primas Margot Calvet y Louise Doriot... Vital empieza una exquisita investigación que le lleva a sospechar de todo el mundo hasta que aparece asesinado, con un estilete, Jean Preval. Todo se complica cuando se descubre que todos los implicados tenían un cortaplumas igual al que se utilizó en el crimen.
La investigación de Vital desvela que Preval era un miserable que seducía mujeres para luego chantajearlas y que Duprez era sobrina de Preval y que ésta había seducida y engañada años antes en Ruan por el mejor amigo de Nuvion, Ernest Duc. Duc es un muchacho que no estaba presente en la fiesta donde murió su amigo y que en la actualidad es el prometido de Louise Doriot. Conchita Ortuño, que había visitado a Preval al saberse chantajeada y humillada, se suicida tras confesar que ella es la autora de su asesinato. Finalmente, tras una hábil artimaña, Adelina Duprez, siguiendo las indicaciones de Vital, consigue que Duc confiese que él mató a su amigo a través de su prometida Louise, que en la fiesta le suministró el veneno mortal; todo ello para conseguir una importante cantidad de dinero. Vital resuelve el caso, Duc es condenado a muerte y Margot Calvet, que había llegado a ser encarcelada como sospechosa, se casa com Michel Aymé.
La novela tiene un planteamiento excelente y se organiza y desarrolla de forma impecable siguiendo los modelos narrativos consolidados por las obras de Agatha Christie: un crimen, un puñado de sospechosos, un atento investigador, múltiples pistas falsas, nuevos crímenes que enturbian la investigación y resolución brillante. Estructuralmente la novela plantea aspectos interesantes; así, el primer capítulo, calificado como prólogo, nos sitúa en la ciudad de Ruan, donde un chico seduce a una chica y la engaña. No se nos dice quiénes son pero el desarrollo de la novela nos va a permitir entender que ese segmento narrativo retrataba la seducción de Duc sobre Adelina. También es muy interesante el capítulo que describe la muerte de Preval; el lector asiste a la visita que éste recibe de dos mujeres y cómo la segunda le mata pero en ningún momento sabemos quién es la criminal; sólo después la investigación lo desvelará.
París aparece como una ciudad creíble “Pronto se perdió en la bruma, atravesando el puente sombrío y húmedo que unía el bulevar de Saint Michel con sus típicos “quais” de librerías de viejo con el casco antiguo de la isla de La Cité” (p. 114) y el ambiente de la alta sociedad, donde la mujeres se perfuman con Chanel nº 5 es plásticamente descrito. Mención especial merece la figura de Victor Vital quien, tras su aparición magnífica en los volúmenes de la colección Guante blanco no había protagonizado ninguna novela. Austero, solterón, amante del buen comer, nostálgico evocador de su juventud de estudiante, atendido por su ama de llaves Nicole, Vital se muestra inteligente, sutil, reflexivo, humano y tenaz. “Era un inteligente epicúreo, que maduraba con gallarda prestancia. Veinte años de servicio en la policía era quizás lo que le hacía mantenerse en una recalcitrante soltería. No tenía la agudeza deductiva y milagrosa de un Sherlock Holmes, ni poseía la extensa cultura y meticulosidad de un Philo Vance. Carecía también de la sagacidad repleta de untuosos refranes de un Charlie Chan, pero había resuelto todos los casos más difíciles que le habían encomendado en la Brigada Criminal. Era un ser humano normal y corriente (...) De alta estatura, corpulento aunque sin gordura, el corte serio de su ropa, el cabello grisáceo, la montura de oro de sus gafas y la mesura de sus ademanes, eran rasgos más apropiados para un catedrático que para el que era un célebre descifrador de enigmas sangrientos." (p. 20-21)
La novela se inicia con una magnífica descripción de la ciudad de Ruan.
“Ruan, la arcaica ciudad francesa repleta de sabor medieval, estaba envuelta en brumas que tejían encajes aéreos en densos remolinos. Un cielo plomizo parecía desplomarse sobre las mohosas calles.
La lluvia golpeaba monótona, como si, adormecida, se aburriera de repetir siempre el mismo destino.
Las arcadas de los soportales protegían del agua al estudiante que consultaba su reloj, mirando impaciente a lo lejos, donde una teoría e erguidos campanarios, rezumaban líquida melancolía.”
(p. 5)
En la novela hay anotaciones autógrafas del autor que anuncian un nuevo título en un refrito que podría haber sido Tragica espera o Cianuro y estilete; no las tenemos localizadas. Además de pequeñas correcciones de estilo, cuando presenta a Vital, “No tenía la agudeza deductiva y milagrosa de un Sherlock Holmes, ni poseía la extensa cultura y meticulosidad de un Philo Vance. Carecía también de la sagacidad repleta de untuosos refranes de un Charlie Chan, pero había...”, tacha la referencia a Charlie Chan y la sustituye por los nombres de Ironside y de Perry Mason; la influencia de la TV y de los nuevos referentes del género es evidente.

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